Mi interés por la joyería comenzó hace cuatro años, casi por curiosidad, después de terminar mis estudios en diseño de producto. Aunque en realidad, la joyería siempre ha estado presente en mi vida.
Mi abuelo materno trabajaba en su propio taller, donde hacía encargos personalizados. Pasaba horas en su taburete, creando con paciencia y dedicación. Para él, más que un trabajo, era un espacio de creatividad, casi un refugio.
Desde que él no está, su taller quedó en silencio. Muchas de sus herramientas se vendieron, pero algunas aún permanecen, junto con su mesa de trabajo, su tablis. Hoy, ese espacio cobra vida de nuevo. Retomo parte de su legado, aprovechando lo que quedó y adaptándolo a mi visión, manteniendo la esencia de su trabajo, pero con una nueva historia por contar.